La casa era el centro de la vida vikinga. Allí la gente encontraba calor, alimento y
refugio. Allí trabajaban en sus tareas diarias y se relajaban con juegos de mesa, tocando
música o escuchando las historias contadas por los poetas sobre los dioses y las hazañas
de antiguos héroes. La vida se desarrollaba alrededor del largo hogar central. El fuego
de leña raramente se apagaba, pero cuando necesitaba ser reanimado, se hacía
golpeando un pedernal contra un eslabón. La carne y el pescado constituían la mayor
parte de la dieta. Los animales domesticados (vacas, ovejas, cerdos, cabras y aves de
corral) se completaban con la caza y las aves silvestres.
Tanto la carne como el pescado
se ahumaban, secaban o salaban en verano y otoño para asegurar suficientes provisiones
para los largos meses de invierno. La carne se cocinaba principalmente cociéndose en
toscos cacharros de barro o cuencos de esteatita fijados en las brasas del fuego, o en un
caldero de hierro. Se hacían ganchos de hierro para sacar la carne del líquido hirviendo.
Ocasionalmente, un corte especialmente tierno podía asarse en una brocheta.
El pan se hacía con cebada, centeno y legumbres y, más raramente, trigo. La harina se
molía a mano con piedras de amolar circulares o molinillos de mano. Éstos han
sobrevivido en abundancia y particularmente en el sur de Escandinavia, eran a menudo
hechos de piedra de lava importada de Renania, Alemania. El pan era ácimo y se
cocería sobre el fuego en una placa de metal o de piedra para hacer una torta bastante
espesa o un bizcocho a la plancha. Las verduras se cultivaban en los campos adyacentes,
y las bayas y otras frutas se cogían en los bosques o incluso se importaban.
El
descubrimiento de huesos de ciruela en fosos de basuras en Hedeby sugiere que se
traían de Europa central, por ejemplo. El queso se hacía con leche de vaca, cabra y
oveja, tal vez principalmente como un modo de aprovechar la excedente. Además de
mantequilla y queso, sabían hacer una leche espesa llamada "skyr" que, salada y
fermentada, podía conservarse comestible durante todo un invierno, guardada en
grandes vasijas. También la leche agria era un artículo de gran consumo y muy
apreciado. Los platos se lavaban con grandes cantidades de cerveza hecha con cebada y
aguamiel hecha con miel fermentada y agua. También se hacía "bjorr", posiblemente un
licor fuerte hecho con zumo de fruta fermentada.
Desde el punto de vista de la salud, el valor de la dieta de los vikingos viene
determinado por un estudio realizado por Ole Klindt-Jensen en Islandia, basado en las
costumbres alimentarias que registran las sagas. Los resultados son los siguientes:
La vitamina A la recibían de los pescados, no el último lugar de vísceras tales como el
hígado y las huevas, de la carne de ballena y de la carne de león marino.
Fueron también
una fuente importante de esta vitamina los pájaros marinos, la leche y la mantequilla de
los animales sacrificados en otoño. Los víveres, ya fueran secos o salados, podían
conservar su riqueza vitamínica durante todo el invierno.
La vitamina B se la aportaba fácilmente la harina molida con tosquedad; así como otros
alimentos ya mencionados resultaban importantes en este aspecto, por ejemplo, el
hígado, la yema de huevo, los mariscos, la leche, la mantequilla y el queso.
La vitamina C suponía un problema en una época en que no se conocían las patatas, los
limones y determinadas clases de verdura. Pero es probable que las cebollas y las bayas,
la carne y el pescado sustituyeran a esos artículos.
El escorbuto debió representar un
gran papel, pero por lo visto, sólo en contadas ocasiones, por ejemplo, en largos viajes
en barco.
La vitamina D, cuya falta produce el raquitismo, se encuentra en los hígados de pescado
y en su grasa, pero también la leche y la mantequilla contienen vitamina D, como
asimismo otros productos de los rumiantes.
Todo esto significa que la alimentación de los escandinavos de aquellos tiempos,
aunque hoy se la juzgue valiéndonos del microscopio y de los modernos conocimientos
científicos alimentarios, era variada, vigorosa y rica en materiales de crecimiento.
Las copas habrían sido de madera o cerámica, los cuernos para beber también se usaban.
Las vasijas de cristal importadas sólo habrían sido usadas por los estratos superiores de
la sociedad. Las tazas, cuencos, cucharas y cazos eran de madera y casi todos han
desaparecido, ya sea porque se han descompuesto o porque los objetos de madera rotos
habrían sido tirados al fuego, como una fuente cómoda de combustible. Algunos
ejemplares, sin embargo, se han conservado en tierra anegada. La mayoría tienen
aspecto de haber sido tallados a mano, probablemente por miembros de la propia casa,
pero algunas vasijas fueron hechas con torno, dando a entender que algunos bienes de la
casa también fueron fabricados por carpinteros especializados.
El ama de casa también disponía de un bien surtido arsenal de utensilios de cocina para
diversos usos. Según muestran los hallazgos realizados en tumbas, de un equipo
corriente formaban parte artesas y cubos de madera, vasijas y cubetas, frecuentemente
con refuerzos de hierro y cucharas y paletas de madera. El herrero proporcionaba hachas
y cuchillos de hierro, espetones y asadores, y cacerolas y ollas de diversos tamaños.
Pero la mayor parte de las ollas se fabricaban con esteatita, material duradero y
fácilmente moldeable que se extraía sobre todo de Noruega y que seguramente
contribuyó de modo decisivo a que durante la época de los vikingos se redujera cada
vez más la alfarería.
De los bienes mortuorios encontrados en túmulos funerarios reales y aristocráticos,
podemos deducir que muchas mansiones aristocráticas estaban amuebladas con mesas,
bancos de madera o sillas, y posiblemente hasta con camas: una silla y camas, por
ejemplo, se encontraron junto con la reina del siglo IX en Oseberg, en Noruega.
Fragmentos de tapiz, usado como colgadura de pared, fueron también encontrados.
No obstante, la gente común tenía pocas posesiones semejantes, arreglándoselas con
taburetes y cofres donde los objetos de valor, como joyas, plata y ropa, se guardaban
bajo siete llaves. Arropados en mantas o pieles, no dormían en camas, sino en los
bancos fijos: cuanto más cerca del hogar, más alto era su rango en la casa.
En la mayoría de las casas, ocupando un lugar contra la pared, habría estado el telar
vertical de pesas y urdimbre para tejer la ropa de lana usada por la familia y también
para hacer las velas de los barcos vikingos.
Al ser de madera, ningún telar de la época vikinga sobrevive entero.Sin embargo, hay
muchos ejemplares de pesas de arcilla cocida o de piedra que mantenían los hilos
verticales (la urdimbre) tensos.
También se hacía tejido de tabla, con pequeños marcos de madera o de cornamenta
rectangulares, para hacer correas, trenzas y cintas de motivos complejos para decorar la
ropa. Las tijeras para la ropa y el peine usado para cardar la lana antes de hilarla eran de
hierro. Los espirales que doblan el huso de madera bajo sui peso eran de hierro, de
cerámica o bien ocasionalmente, de ámbar. Las agujas y los alfileres eran de hierro o de
hueso y las mujeres las llevaban a menudo en pequeños recipientes cilíndricos que
colgaban de sus broches.
Algunos objetos de cristal en forma de bollo encontrados en tumbas de mujeres pueden
haber sido usados para alisar arrugas y también se ha sugerido que las placas de barba
de ballena tallada, casi siempre encontradas en tumbas de mujeres ricas, se usaban como
tablas para alisar o plisar la ropa.
El hilado, el tejido y la costura tuvieron que mantener ocupadas a las mujeres casi
constantemente. El descubrimiento de piezas de juego hechas de hueso, cornamenta,
cristal o ámbar, prueba que el hombre tenía más tiempo para relajarse. El "hnefatafl", un
juego parecido al de las damas, se jugaba mucho. Se han encontrado animales, barcos,
espadas y peonzas de madera en muchos sitios, lo cual demuestra que los niños tenían
juguetes sencillos.
Numerosas representaciones de mujeres y hombres indican que ambos sexos llevaban el
pelo largo. Algunos hombres llevaban el suyo enrollado en un moño en la nuca, otros se
lo afeitaban, mientras que las mujeres a veces se arreglaban sus largos mechones sueltos
en estilos bastante complicados, aunándolos sobre la cabeza. Los peines encontrados en
abundancia en emplazamientos excavados sugieren que aquella gente prodigaba
cuidado y atención a su pelo, tal vez con el propósito de erradicar los piojos.
Los
hombres solían cuidar con esmero sus barbas y bigotes. Llevaban pantalones y una
túnica larga cubierta con una capa, mientras que las mujeres se ponían múltiples capas
de prendas largas hasta los tobillos, tanto de lana como de lino. Un solo alfiler con
cabeza de aro o broche en forma de aro sujetaba las capas de los hombres en el hombro
y las prendas de las mujeres se mantenían en su sitio con un par de broches,
generalmente ovalados, aunque los estilos variaban de una región a otra, llevados uno
en cada hombro, además de otro en el cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu comentario...