Las luchas dinásticas y combates armados que acompañaron el proceso de formación
del estado tuvieron que hacer del período vikingo una época de gran incertidumbre y
agitación. Los pueblos se estaban volviendo más prósperos y necesitaron mayores
defensas contra los ataques piratas. A finales del siglo X, los vikingos se habían vuelto
expertos constructores de murallas. Antes de aquella época, las fortificaciones en
Escandinavia se construían principalmente para definir y proteger fronteras o para
proporcionar lugares de refugio a la población en tiempos conflictivos.
El ejemplo más notable de obra de defensa lineal es el Danevirke, nombre dado a la
serie de murallas construidas en épocas diferentes que juntas forman una cadena de,
aproximadamente, treinta kilómetros de largo a través del estrecho sur de Jutlandia. En
808, el rey danés Godfred prolongó la muralla de tierra original comenzada unos setenta
y cinco años antes. Los Anales Reales Francos afirman que construyó una línea de
defensa desde el Báltico hasta el mar del Norte, pero en realidad sus prolongaciones
terminaban cerca de la costa en la misma zona de tierra pantanosa donde acababa la
muralla original, pero más hacia el oeste.
El muro de Godfred sólo fue roto por la
Carretera del Ejército (haervejen), un camino prehistórico o cañada, también conocido
con el nombre de Carretera de Bueyes, que recorría la longitud de la península de
Jutlandia y pasaba por una puerta bien defendida de la muralla.
Unos ciento sesenta años después, la última fase de la época vikinga del Danevirke fue
completada por el rey Harald Diente Azul. Juntó los dos primeros muros con la defensa
nuevamente erigida alrededor de la ciudad de Hedeby en su extremo oriental
construyendo una muralla de tierra enormemente fuerte, de hasta trece metros de ancho,
revestida de tepe y coronada por una empalizada de madera. En todas estas primeras
fases de construcción, el Danevirke se hizo con tierra y madera. Hasta el siglo XII no se
usaron materiales más duraderos, como la piedra y el ladrillo. No obstante, el Danevirke
demostró ser un monumento perdurable y con un éxito tan espectacular en su propósito
de defensa que fue reforzado durante la guerra con Prusia en 1864, e incluso defendido
con barreras antitanques en la Segunda Guerra Mundial.
Los fuertes también preceden al gran período de fortificación del siglo X: hay casi mil
sólo en Suecia, donde coronan las cumbres de altozanos rocosos en el paisaje
accidentado y son especialmente numerosos en la zona de Mälaren. No es fácil datar
esos monumentos, que consisten en muros pedregosos hechos con enormes cantos
rodados de granito, a partir de las pruebas arqueológicas; no hay fuentes escritas que
nos guíen, y al menos parte de ellos pueden ser anteriores al período vikingo. Pero
muchos contienen restos de ocupación, tanto del período vikingo como de períodos
anteriores y fueron usados, o vueltos a usar, por los vikingos como defensa comunal.
Algunos de estos fuertes suecos, como Stenbyborg, en la isla de Adelsö del lago
Mälaren, donde también hay grandes túmulos funerarios del período pre-vikingo, se
asocian con el poder real; otros, como Gäseborg, en Järfälla, cerca de Estocolmo,
pueden haber servido tanto de refugios como de centros de culto religioso. Un ejemplo
especialmente espectacular es el fuerte de Runsa en una península que sobresale en la
parte norte del lago Mälaren. Tiene una muralla interna y otra externa, la primera rodea
los restos de edificios y la segunda se extiende a lo largo de lo que fue la orilla del lago
en la época vikinga. Este fuerte tuvo que estar ocupado esporádicamente y durante
períodos de tiempo muy largos, pero también tuvo que haber servido de refugio
temporal para la población rural de los alrededores. Un cementerio muy cercano
contiene una tumba importante marcada con piedras verticales, algunas hasta de dos
metros de altura, colocadas en forma de nave. Está rodeada de otras tumbas menos
espectaculares y sugiere que Runsa pudo haber tenido alguna significación de culto.
La ciudad de Birka, en la isla de Björkö del lago Mälaren, ya era un centro floreciente
en el siglo IX. El fuerte sobre una colina (borg) cerca de su extremo sur tuvo que servir
de fuerte y de refugio hasta que el pueblo se rodeó de muros defensivos en el siglo X. El
fuerte de Birka consiste en una muralla de tierra y piedra que rodea el lado de una colina
cuya cresta oeste está naturalmente defendida por un acantilado cortado a pico contra el
lago. El fuerte (hochburg) que domina la ciudad de Hedeby en Dinamarca habría tenido
un propósito similar. El fuerte corona un afloramiento de arcilla al norte del pueblo,
pero como el paisaje es generalmente tan llano, este tipo de monumentos no abundan en
Dinamarca.
La isla de Gotland tiene unos cien fuertes, que tampoco son todos de la época vikinga.
El mayor está en Torsburgen cerca de la costa este. Su gran muralla de piedra caliza se
extiende a lo largo de dos kilómetros alrededor de la cumbre de una pendiente
empinada, con una altura de siete metros y una anchura de veinticuatro metros en
algunas partes, haciendo de este fuerte uno de los monumentos arqueológicos más
espectaculares de toda Suecia.
Las excavaciones han mostrado que se remonta al siglo
IV, pero fue usado de nuevo a principios del siglo X. Otros emplazamiento defensivo en
Gotland de considerable interés, aunque no es un fuerte, es Bulverker en el lago
Tingstäde Träsk, al norte de la isla. Se encuentra en las aguas poco profundas de la
orilla del lago y consiste en una serie de plataformas de madera celulares construidas
juntas para formar los cuatro lados de un cuadrado, cada uno de ciento setenta metros de
largo. En un principio soportaban edificios. El cuadrado central está abierto y toda la
construcción esta rodeada de una empalizada de estacas de pesada madera apretadas
entre sí. Este emplazamiento está admirablemente conservado gracias a su situación
saturada de agua y es único en Escandinavia. Los métodos usados en su construcción
recuerdan las técnicas empleadas por los eslavos del Báltico meridional y oriental y
pudo en principio haber sido construido por inmigrantes de Gotland. Su propósito no
está muy claro, pero el topónimo Tingstäde sugiere que era parte de un Thing en la
época vikinga, cuando fue construido y ocupado y por lo tanto no usado exclusivamente
como una estructura defensiva.
La larga y estrecha isla de Öland tiene dieciséis fuertes pre-vikingos, de los cuales al
menos dos, Ismanstorp y Eketorp, también se usaron en la época vikinga. Ambos
consisten en un muro circular de piedra caliza que rodea los restos de edificios.
Ismanstorp tiene un diámetro de ciento veintisiete metros; su muro sobrevive con una
altura de dos metros y medio y no menos de nueve entradas que lo interrumpen. Esto
sugiere que no puede haber sido una fortificación muy segura. Sin embargo, parece
haber sido usado como refugio en la época de su construcción y más tarde de la edad
vikinga. El fuerte de la edad del hierro de Eketorp, abandonado como asentamiento
permanente hacia el año 700, excepto para uso esporádico como refugio, fue ocupado
de nuevo hacia el año 1000 cuando los edificios de piedra anteriores fueron
reconstruidos con madera y el muro de piedra complementado con una defensa externa.
Contrastando con Ismanstorp, el muro de Eketorp sólo tiene tres entradas y da la
impresión de haber sido una fortificación mucho más formidable, tal vez sirviendo de
cuartel general de una guarnición encargada de defender la parte sur de la isla contra los
ataques marítimos. Los hallazgos de su última fase indican que también fue un centro
mercantil de considerable riqueza e importancia. A pesar de sus actividades
comerciales, no se convirtió en una ciudad fortificada de la época vikinga. Éstas estaban
provistas de defensas completamente diferentes.
Defensas de los Pueblos.
Antes del siglo X las ciudades vikingas estaban indefensas, a menos que, como Hedeby
y Birka, tuvieran un fuerte a corta distancia. El hecho de que las ciudades fueran
asentamientos abiertos hasta entonces nos indica que la vida tuvo que ser muy pacífica
en los siglos VIII y IX, permitiendo que las actividades urbanas se ejercieran sin
amenazas del exterior.
Las condiciones cambiaron claramente en el siglo X, que
atestiguó una gran campaña de construcción de muros. Hedeby, por ejemplo, adquirió la
gran muralla que la conectó con las defensas externas del Danevirke y que hoy sigue
visible, elevándose a diez metros de altura en algunas partes. Sin embargo, empezó
como una loma de tierra muy pequeña de no más de tres metros de altura, coronada por
una empalizada de madera y alcanzó sus dimensiones posteriores mediante reiteradas
reconstrucciones y restauraciones. Cuando alcanzó su altura final, probablemente no
necesitaba ya una empalizada para hacerla defendible y en ese aspecto parece haberse
diferenciado de otras murallas. Su forma semicircular, sin embargo, es sumamente
característica de las defensas envolventes de los pueblos vikingos.
Hedeby se había extendido a lo largo de las orillas de una ensenada, Haddeby Noor. El
principal objetivo de las defensas era proteger la ciudad de la tierra. La muralla
semicircular rodeaba por lo tanto la zona donde estaba la ciudad, con sus dos extremos
extendiéndose hasta las aguas del Noor, pero toda la orilla estaba a merced de los
ataques marinos. Ese peligro fue contrastado hasta cierto punto con la construcción de
una empalizada submarina que protegía al puerto de los acercamientos del este.
Se puede ver una disposición similar en Birka, pero aquí la muralla del pueblo es mucho
más delgada que la de Hedeby y seguramente siempre tuvo que necesitar la protección
adicional de una empalizada. También es muy probable que la muralla de Birka nunca
se terminara.
Hoy sólo la parte del norte es visible y el largo tramo que la habría
conectado con el fuerte sobre la colina (borg) posiblemente nunca fue construido. La
longitud de muralla que sobrevive describe una curva suave, sugiriendo que estaba
concebida para rodear una zona semicircular, con el extremo norte de la muralla
prolongándose hasta la orilla del lago Mälaren. El puerto estaba protegido por una línea
curva de estacas y maderas bloqueadoras.
Es imposible decir si se construyeron defensas de puerto similares en Arhus en
Jutlandia, una ciudad fundada en el siglo X y rodeada de una importante muralla de
tierra y madera desde el principio, ya que el puerto actual ha borrado toda huella de un
predecesor de la época vikinga. La forma de las defensas de Arhus, sin embargo, se
ajusta mucho a las de Heddeby y Birka, como lo hace la muralla semicircular que
defendía Västergarn en la isla de Gotland. Las excavaciones han demostrado que ésta
también fue construida en el siglo X. Finalmente, unas fortificaciones urbanas
descubiertas recientemente en Ribe, en Dinamarca, hacen pensar que esta ciudad,
también estuvo rodeada de un sistema defensivo semicircular en el siglo X. Las
excavaciones han puesto al descubierto los restos de un foso de un metro de
profundidad y ocho metros de ancho, con algunos vestigios de una loma de tierra
adjunta y los cortos tramos del foso que se han descubierto siguen una línea curva.
La consistencia de las defensas de las ciudades de Dinamarca, Suecia y Gotland en el
siglo X es fascinante. Su disposición es tan similar que induce a pensar que todas
forman parte de un plano común. Pero es poco probable que éste haya sido el caso. Más
bien parecen representar respuestas espontáneas a la necesidad que tenían los prósperos
centros de comercio de defenderse de los ataques por tierra o por mar, ya fuera de
piratas vikingos o de invasores eslavos, como los que iban a destruir Hedeby en 1066.
Un Plano de Defensa Común.
Sin embargo, un grupo de emplazamientos en Dinamarca muestra claramente un plano
común. Las llamadas fortalezas de Dinamarca fueron todas construidas en la segunda
mitad del siglo X, ocupadas por un período muy corto y luego abandonadas para no
volver a ser ocupadas nunca más. Tres de los fuertes (Aggersborg y Fyrkat en Jutlandia
y Trelleborg en Sjaelland) han sido excavados y sus planos y edificios pueden ser
reconstruidos en detalle. El cuarto (Nonnebakken) yace bajo la ciudad de Odense en
Fionia y casi todos sus rastros han desaparecido hace mucho tiempo. Un quinto ha sido
descubierto recientemente en un emplazamiento de la costa meridional de Skane,
también llamado Trelleborg. Su descubrimiento no fue una gran sorpresa; la
coincidencia de su nombre siempre sugirió a los especialistas que un fuerte similar al de
Trelleborg en Dinamarca pudo construirse una vez allí. Todos los fuertes eran
exactamente circulares en su plano, aunque diferentes en su diámetro. El interior estaba
rodeado de una empalizada de tierra y madera con un foso externo y dividido en cuartos
por calles que se cruzaban en ángulo recto en el centro exacto del círculo. Dentro de
cada cuarto estaban situados largos edificios con lados curvos. La semejanza de los
planos de los fuertes, la precisión con la que fueron trazados y la habilidad con la que se
elaboraron los distinguen de todas las demás fortificaciones de la época vikinga,
sugiriendo fuertemente que se hicieron según las especificaciones de una sola persona.
El propósito para el cual se construyeron estos extraordinarios fuertes ha sido materia de
polémica desde que se excavó Trelleborg en Dinamarca (el primero que se localizó), en
la década de 1940. La sugerencia original fue que los fuertes se construyeron como
guarniciones y lugares de reunión para el ejército que invadió Inglaterra durante el
reinado de Svein Barba Hendida, a principios del siglo XI. Sin embargo, los anillos de
árbol en las maderas de los fuertes han demostrado que fueron construidos hacia 980,
cuando Harald Diente Azul, el padre y predecesor de Svein, era rey de Dinamarca.
La
excavación ha probado que existieron sólo durante un período muy corto,
probablemente no más de veinte años y tal vez mucho menos que eso. Por otra parte, si
se hubieran hecho para alojar guerreros que atacaban Inglaterra desde el mar, habrían
estado situados cerca de la costa, junto a los puertos donde se habrían reunido las flotas.
Sin embargo, los fuetes se encuentran en las proximidades de las rutas terrestres, más
que de las marítimas, excepto Aggersborg, en el Limfjord, situado junto a un canalizo
navegable. Todos están ubicados en el norte y el este del país y están orientados al
Báltico más que al mar del Norte.
Su papel en la conquista de Inglaterra en el siglo XI puede, por lo tanto, excluirse.
Todas las pruebas apuntan a Harald Diente Azul como su impulsor, probablemente para
imponer y mantener orden en el reino que había consolidado y convertido al
cristianismo recientemente.
Eran sin duda fortalezas y probablemente guarnecidas, pero
sus habitantes no se limitaban a actividades guerreras. Había orfebres, plateros y
herreros viviendo tras esas murallas. Algunos de los edificios se usaban como graneros
y cuadras.
La explicación más plausible, por lo tanto, es que los fuertes daneses fueron centros de
poder real desde los cuales las fuerzas armadas podían ser rápidamente enviadas para
controlar las regiones circundantes y hacer respetar la autoridad del rey. Recaudarían
tributos e impuestos en especie por parte de la población rural y los fuertes servían de
tesorerías donde la riqueza acumulada por el rey podía mantenerse a salvo y contenían
talleres donde ésta podía convertirse en adornos preciosos para el rey y su corte.
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