El Heroe

Este humilde Culto escandinavo a los Héroes, la manera nórdica de considerar el Universo ajustándose a él, tiene indestructible mérito para nosotros. Es manera ruda e infantil de reconacer la divinidad de la Naturaleza, la del Hombre; muy tosca, pero cordial, robusta, gigantesca, que evidencia la inmensurable altura a que llegaría este niño cuando fuese hombre; era verdad, no siéndolo ahora. Puede considerarse la semimuda voz de las desaparecidas generaciones de nuestros Predecesores que nos grita desde las profundidades de los tiempos, en cuyas venas corre aún su sangre: Esto es lo que hicimos del mundo, la imagen y noción que nos formamos de este gran misterio, de una Vida y del Universo. No lo despreciéis. Estáis por encima de ello, en el extenso campo de vuestra visión, mas no habéis llegado todavía a la cumbre. La noción que tenéis, aunque más amplia, es parcial e imperfecta, por ser cosa que el hombre no comprenderá jamás, ni en el tiempo ni fuera de él: pasarán miles de años, se intensificará, mas el hombre continuará luchando por comprender parte de ella, porque lo supera, porque no puede comprenderla, pues es infinita



Thomas Carlyle

Una Ciudad Vikinga en Suecia

En 829, Ansgar, respondiendo a una invitación a traer la misión cristiana a la "tierra de los svears", se hizo a la mar con destino a Birka, en Suecia central. Resultó ser un viaje peligroso. En un promontorio, su barco fue atacado por piratas que se apoderaron de todas sus posesiones (muebles religiosos y libros) y le forzaron a él y a sus compañeros a abandonar el barco. No obstante, llegaron a Birka, donde fueron acogidos por el rey de la ciudad. Inicialmente, el intento de conversión tuvo cierto éxito y Herigar fue bautizado. Unos dieciocho meses después, Ansgar regresó a Alemania, dejando un obispo y algunos sacerdotes tras él. Volvió a Birka en los 850, cuando obtuvo permiso para construir una iglesia y se le concedió una tierra donde pudo establecer una casa para su clero. Sabemos por las excavaciones arqueológicas que Birka, en la isla de Björkö en el lago Mälaren, era un asentamiento próspero en la época de la primera visita de Ansgar. Fue fundado a mediados del siglo VIII y siguió existiendo durante más de doscientos años. Luego el lugar fue abandonado y sus funciones comerciales y administrativas reemplazadas por Sigtuna, una ciudad fundada a poca distancia, en la orilla norte del lago Mälaren, a finales del siglo X. No hay ninguna ciudad en Björkö actualmente. Es una bonita isla verde, con una hierba llena de flores en primavera, y tiene abedules y arbustos de enebro. Pero aún hay señales de su pasada grandeza.

Las murallas de una fortaleza (borg) se yerguen en una elevación rocosa cerca del lago, otra muralla recorre la costa norte, y más de tres mil túmulos marcan los emplazamientos de tumbas del período vikingo. Más de mil de estos túmulos fueron excavados en el siglo XIX y hasta hace poco han proporcionado la mayor parte de nuestros conocimientos sobre Birka en tiempos de los vikingos. Las tumbas nos revelan que Birka fue más rica que nunca a finales de los siglos IX y X, y en su mayor extensión tuvo nada menos que novecientos habitantes, entre los cuales había numerosos extranjeros. Estos eran probablemente comerciantes procedentes de países al este del mar Báltico, como indican los bienes mortuorios como accesorios de ropa y amuletos tipo oriental. La plata y las sedas de Bizancio y el este se importaban allí para cambiarse por materias primas del norte de Escandinavia, particularmente pieles y plumón. Éstas mercancías también estaban muy solicitadas por la rica aristocracia de Europa occidental. Probablemente, se enviaban allí por barco vía Hedeby con la cual Birka tenía estrechos contactos.

En Birka también vivían artesanos que fabricaban artículos como peines y joyas de bronce fundido. Como en Hedeby, la mayoría de estas mercancías se distribuirían en el interior inmediato a cambio de productos agrícolas, ya que la isla no era lo bastante grande como para proveer todo el alimento que la colonia necesitaba. Algunos productos alimenticios, como el trigo y la fruta, también pudieron haber sido importados de tierras lejanas. La causa del abandono de Birka no está nada clara. No parece haber sido devastada por un ataque exterior, como lo fue Hedeby. Su situación geográfica pudo haber sido un factor importante en su declive. En el período vikingo, Birka era accesible desde el norte por rutas terrestres que recorrían de norte a sur las elevaciones de grava glaciar (morrenas), o por mar. En aquella época Mälaren no era un lago como es hoy, sino una ensenada del mar Báltico y el acceso para la navegación era a través de la ensenada larga y estrecha que comunica con ella desde el suroeste, donde se encuentra ahora la actual ciudad de Södertälje. Esta ensenada estaba separada del lago por un estrecho istmo, y por eso los barcos que llegaban a Birka tenían que ser remolcados a través de un porte especialmente construido.

Los barcos tuvieron que ser muy pequeños y de poco calado par ser tratados de ese modo. En la época de la fundación de Birka, el nivel del agua tenía cinco metros más de altura con relación a la tierra que hoy en día, pero la tierra se estaba elevando constantemente y antes de finales del siglo X, el transporte de los barcos se había vuelto difícil. Además, éstos también se habían vuelto más voluminosos y pesados. Tuvieron que buscar otra ruta para llegar al lago Mälaren a través del estrecho donde ahora se encuentra Estocolmo. Los barcos que usaban ese paso tenían que seguir un camino tortuoso entre un dédalo de islas y este canalizo ya no les llevaba directamente a Björkö sino al norte de ésta, a la desembocadura del río Fyris, donde se encontraba la nueva ciudad de Sigtuna. Por eso, Birka perdió su imprescindible cordón umbilical y su importancia económica.

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